Tic, tac... canta el silencio.
El sol es pálido, las paredes dulces
y flores rosas sobre la mesa
duermen la siesta.
Tic, tac, tic, tac... El polvo escucha.
Una respiración lenta le acompaña.
El eco que cae callado y retumba.
Suena un teléfono, ¿quién llama?
Nadie responde y para.
Vibra un timbre, ¿quién anda?
Nadie aparece y calla.
Tic, tac... tac. El tiempo ha muerto,
no canta el silencio.
Sobre la mesa desliza la arena,
y rosas como bebés
que duermen la siesta.
jueves, 17 de enero de 2013
Rosas
lunes, 10 de septiembre de 2012
rompecabezas
Las nubes ya no crecen en el jardín
ni la hierba corre por el cielo.
Los gatos ya no ladran al verme pasar,
los niños ya no aúllan cantos de dolor.
Los lobos no me inspiran con sus ronroneos
cada noche, ni los perros juegan y saltan.
¿Qué ha sucedido?
Ya no es verde Cupido, ni alumbra mi corazón.
Ya no son dulces las hojas que ya no aman,
ya no lanza flechas la joven aterciopelada,
ni laten las velas, ni las fresas, ni los vestidos de seda.
¿Qué ha ocurrido?
Ya no se derriten las noches, ya no queman las mañanas,
el fuego ya no es oscuro y el hielo ya no silba.
¡No duele el viento con que me despierto,
las espinas ya no me besan en sueños! Y tú...
¿tú dónde estás? ¡Dime, dime por qué
está ahora todo del revés...!
jueves, 31 de mayo de 2012
fugitivo rapsoda
Apaga y vámonos, poeta roto. Recoge del suelo tus trozos, que cayeron aquel día en que intentaste esculpir una estatua de mármol con tu cuerpo. Que en esta ciudad gris hemos aprendido que no hay mejor poesía que la de las calles sucias, esos versos que dicen "puta" y "basura".
Marchemos ahora que las luces del burdel parecen apagadas, poeta de alcantarillas. Bien sabemos que en nuestra maleta sólo habrá un reloj parado y cristales rotos. Tenemos que huir de esta ciudad podrida en la que la poesía huele a tabaco y alcohol, aun sabiendo que no hay mejor poesía que ésa.
Apaga y vámonos, tras el toque de queda...
Marchemos ahora que las luces del burdel parecen apagadas, poeta de alcantarillas. Bien sabemos que en nuestra maleta sólo habrá un reloj parado y cristales rotos. Tenemos que huir de esta ciudad podrida en la que la poesía huele a tabaco y alcohol, aun sabiendo que no hay mejor poesía que ésa.
Apaga y vámonos, tras el toque de queda...
viernes, 30 de marzo de 2012
clockwork bomb
-Oh, vamos, ¿qué cable te dijo que había que cortar?
-No lo recuerdo bien -sudaba-, juraría que el rojo o el azul.
-¿¡Pero cómo eres tan idiota!?
Seguía sudando y temblando, intentando recordar. ¿Rojo? ¿Azul?
-¡¡Vamos!! -chillaba, incrementando la confusión y el nerviosismo del que sujetaba el explosivo-. ¡¡Hazlo ya!!
Y es que tengo una bomba de artillería dentro de mí a punto de estallar.
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