Mi alrededor era tan blanco, el tuyo tan oscuro, que parecía que el día y la noche se juntaban para nosotros. ¡Ay, sonreías! Creo que yo también. Tú eras mi dios, yo tu diosa. ¡Hizo tanto calor aquel verano!
Llega nuestra cuarta primavera, te miro, me miro, nos miro: ¡cómo degeneran los dioses con el tiempo! «¡Mira en lo que he convertido Jerusalén, se dan de hostias por un trozo de fe!» ¿Cómo dices? ¿Que si te quiero...? :)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Algo qué decir?