-Oh, vamos, ¿qué cable te dijo que había que cortar?
-No lo recuerdo bien -sudaba-, juraría que el rojo o el azul.
-¿¡Pero cómo eres tan idiota!?
Seguía sudando y temblando, intentando recordar. ¿Rojo? ¿Azul?
-¡¡Vamos!! -chillaba, incrementando la confusión y el nerviosismo del que sujetaba el explosivo-. ¡¡Hazlo ya!!
Y es que tengo una bomba de artillería dentro de mí a punto de estallar.