sábado, 10 de septiembre de 2011

Campo y chalés

Cuando me dijeron que tenía que volver, la idea no me agradó en absoluto. Sin embargo, había algo por lo que sí merecía la pena: él. Y así se lo dije. ¿Cuántas veces recorrimos los senderos de este barrio? Pero ahora... ahora me toca pasear sola por las calle silenciosas de este lugar maldito. Qué patético que me haga feliz caminar por todos esos sitios por los que pasamos juntos dados de la mano, y recordar cada conversación, cada "te quiero", cada beso y cada abrazo, cada caricia, cada despedida, cada silencio y cada risa. Lo reconozco: me encanta salir a pasear por Parque Coimbra, aunque sea sola, porque me recuerda a ti, y supongo que tú todavía me encantas...

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